NIMODO TESUDA

Echemos Vaina se escribe a cuatro manos, o mejor dicho, se escribe con una mano diestra y otra siniestra. La diestra pertenece a Nimodo Tesuda, cuya esposa también era diestra, pero en el arte de detectar olores femeninos en sus camisas. La siniestra, en cambio, corresponde a Adeodato Fehler Carpene, de quien se dice que su primera esposa era zurda, como él, pero sobre todo siniestra.

El entomólogo de la especie humana y profesor demérito de la Universidad de Okaso, el colombo-japonés Nimodo Tesuda Galindo es conocido en el mundo académico con el alias del Príncipe, dados sus intereses históricos en la monarquía Maluko, en Indonesia, y por su pasión por coronar princesas sin estirpe.

Tesuda nació en Koyto, pequeña población que se convirtió en un fenómeno demográfico sin precedentes, al despuntar el siglo XX. Hoy día es la ciudad más populosa del Japón y la casa motriz de los reproductores de larga duración Koyto Electronics. Su padre, Lamota Tesuda, hizo parte de un grupo de aviadores que se dirigió a Pearl Harbor en 1941. Según el Ejército del Sol Naciente, el piloto Tesuda se desvió del curso por una garza hawaiana que le bloqueó la visibilidad y terminó aterrizando en el municipio de Lloró, en Chocó, Colombia, conocido como el pueblo más húmedo del mundo. En Lloró, el 90% de las mujeres laboraban como plañideras. El otro 10% lloraba por no tener un empleo. Declarado un desertor, Tesuda no pudo regresar a la guerra. En el Pacífico colombiano conoció a Carmen (a quien sus familiares llamaban cariñosamente Carma) Aciaga Galindo, una morena despampanante de ojos vidriosos, con quien contrajo nupcias y otras enfermedades. 

Después de la Guerra Tesuda volvió al Japón, en compañía de Carma, quien viajó encinta. En pleno Koyto, Carma no resistió y dio a luz a un moreno de ojos rasgados, a quien bautizaron Nimodo. Desde chico, Nimodo tuvo que usar anteojos, debido a una temprana miopía y a unas tijeras de agarraderas circulares que confundió con un par de binoculares. Su iniciación en los terrenos de la ciencia coincidió con su descubrimiento del amor. Enamorado de una mandarina, Nimodo tuvo el privilegio científico de estudiarla, pelarla, degustarla y desgajarla. Infortunadamente, la mandarina, de nombre Sun Ga, quien estaba de intercambio escolar y de amantes, volvió a su original Dongguan, la Venecia china.

Nimodo ingresaría a la Universidad de Okaso, donde estudiaría a los artrópodos, motivado por el trato recibido de sus compañeras de adolescencia. Allí, tras dejarse picar de aedes aegypti, garrapatas, cucas (negrillos de la alfalfa) anopheles, abejorros, dos mariposos y un investigador senior, llegaría al núcleo de su tesis: el ser humano es un bicho, aunque más torpe. Así mismo, luego de acostarse con una química de 45 kilos y 800 páginas, Nimodo llegaría a la conclusión de que su propia fórmula humana era NaCl + fiebre amarilla. “Soy un japonés con mala suerte”, declararía.

Estos descubrimientos lo catapultarían a la sima de su carrera (no es error ortográfico), en aquel ático que compartió con su entrañable amigo Adeodato Fehler Carpene, en la Clínica Psiquiátrica de Grausen (IDOS, por sus siglas en alemán). De esta venturosa amistad surgiría la tesis de que la raza humana se divide en optimistas con mala suerte y en pesimistas con una suerte incluso peor. Sus descubrimientos en la socio-entomología fueron premiados por las directivas de la clínica, quienes a través de sus enfermeras, les dieron un banquetazo. De aquel evento, la clínica fue demandada por el trato violento a sus pacientes y las bancas se empezaron a usar solamente para sentarse.

Nimodo Tesuda recibió Honoris Causa de la Universidad de Koyto por sus aportes en el descubrimiento de la relación entre parásitos hematófagos y los políticos y banqueros. Esteban Hawking Wilches lo describe como el mejor investigador del mundo sin objeto de estudio. Habla cinco lenguas distintas, sobre todo cuando se enfada; escribe sus artículos en kanji y luego los traduce al castellano. Reside hoy en Connemara, zona rural de Irlanda, donde persigue mariposos para su próxima exposición.

En la imagen se observa al Príncipe Tesuda intentado echarle mano a una cuca (negrillo de la alfalfa).