CINE PICANTE: LAS CALENTURAS DE GRACE
Los editores de Echemos Vaina se vieron obligados a asistir a la premiere de una de las películas más picantes y destacadas por la asociación de insomnes. A continuación detallamos la experiencia.
Fuera de “me siento un dálmata” (película sobre el Pecoso Armenteros) y “sudor entre sábanas” (documental sobre un paciente con tifo) el cine de la directora Israelí Danna Grieras suele volverse más errático, por momentos extrafalario, menos seguro y más picante. Esto se puede evidenciar con su último largometraje “Las calenturas de Grace”, película que empieza con diversos shocks: una música con unos tarareos como padadá, padadá y una secuencia de diálogos de señas entre dos sordomudos que le piden agua a la protagonista, después de probar su nueva receta. A esto se suma una cantidad grosera de publicidades de productos y servicios en medio de los diálogos de sus protagonistas: Grace Toshiba y Tony Hitachi. Los personajes empiezan a hablar y la cosa empeora: una sarta de conversaciones sobre la paz del mundo y la honestidad de la FIFA, que hacen presagiar que la trama será de ciencia ficción. Grieras le apuesta a que Grace Toshiba ofrezca una fotogenia total, seduzca la cámara y que su registro sonoro con movimientos, gestos y voz dejen en claro que la actriz debería haberse convertido hace rato en actor. Grace Toshiba quien es la dueña de una procesadora de wasabi pasa a ser la protagonista, la dominadora de la narración. Si la sensación del final es positiva es porque la película tiene el mérito de anunciar el tiempo restante de la misma no tan habitual en el séptimo arte. Parece que Grieras hubiese ideado un plan de exposición de defectos para después corregirlos frente al público. El final es el esperado. La procesadora es rematada por quiebra y Grace se calienta por la situación. Tony Hitachi por su lado inicia una nueva aventura con Zenith, la hija del fontanero Samsung.
Fuera de “me siento un dálmata” (película sobre el Pecoso Armenteros) y “sudor entre sábanas” (documental sobre un paciente con tifo) el cine de la directora Israelí Danna Grieras suele volverse más errático, por momentos extrafalario, menos seguro y más picante. Esto se puede evidenciar con su último largometraje “Las calenturas de Grace”, película que empieza con diversos shocks: una música con unos tarareos como padadá, padadá y una secuencia de diálogos de señas entre dos sordomudos que le piden agua a la protagonista, después de probar su nueva receta. A esto se suma una cantidad grosera de publicidades de productos y servicios en medio de los diálogos de sus protagonistas: Grace Toshiba y Tony Hitachi. Los personajes empiezan a hablar y la cosa empeora: una sarta de conversaciones sobre la paz del mundo y la honestidad de la FIFA, que hacen presagiar que la trama será de ciencia ficción. Grieras le apuesta a que Grace Toshiba ofrezca una fotogenia total, seduzca la cámara y que su registro sonoro con movimientos, gestos y voz dejen en claro que la actriz debería haberse convertido hace rato en actor. Grace Toshiba quien es la dueña de una procesadora de wasabi pasa a ser la protagonista, la dominadora de la narración. Si la sensación del final es positiva es porque la película tiene el mérito de anunciar el tiempo restante de la misma no tan habitual en el séptimo arte. Parece que Grieras hubiese ideado un plan de exposición de defectos para después corregirlos frente al público. El final es el esperado. La procesadora es rematada por quiebra y Grace se calienta por la situación. Tony Hitachi por su lado inicia una nueva aventura con Zenith, la hija del fontanero Samsung.
Fotografía de Grace Toshiba entrando por última vez a la procesadora de wasabi. Directora: Danna Agrieras.
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