ET TAMEN SICUBI CAPERE SI POTES: ORIGEN DEL PLAGIO

Es inevitable cuando se pretende trazar un recorrido histórico del plagio destacar al filósofo Precarius, discípulo de Pauperrimus de Alejandría, quien acuñó la famosa frase: “et tamen sicubi capere si potes” (cópielo si puede). Sin embargo, cuentan que la idea original era de Pelagio de Crotona quien a su vez la usurpó de Pelagio de Tesalónica, quien claro está no era de Tesalónica, pues había obtenido su ciudadanía robando las armas de un soldado borracho. Precarius (siglo I), inició su influencia haciendo pasar por suyos unos versos de Maturanus, que loaban el poder de la derrota, asimilando que perder era ganar un poco. El versículo había aparecido en los muros del coliseo, sin firma, y se refería a cómo Pichurrius había perdido a su mujer en un juego de cartas con Muérganus. Más interesantes son los epigramas que Paupérrimus dedicó a Trolus, instándole a que dejara de utilizar sus frases de conquista amorosa: “eres mi vida”, “a tu lado mi vida tiene sentido”, “cuando hay amor todo es posible”, entre otras. Lo curioso es que a Trolus nunca le funcionaron y sí a Traquetus, su mejor amigo.
La irrupción de la imprenta supuso una propagación de las ideas de Precarius. Por ejemplo, Garcilaso fue acusado injustamente de robarse el nombre de Petrarca para su hijo en camino, al cual bautizaría Petrarco meses después. Las polémicas literarias que mantuvieron Remedo, Calco y Estafo, no estuvieron ajenas a esta influencia arrojando controvertidas publicaciones de estos tres autores que siglos después fueron interpretadas por Led Zeppelin.
Otro caso famoso de usurpación fue el reconocido monólogo de Hamlet que comienza con las palabras “ser o no ser” de Shakespeare. Este texto según cuentan fue publicado un mes antes por Anónimo y consistía en un relato lujurioso sobre la relación que mantuvo el escritor con una mujer que luego se reconocería como travesti.
Para finalizar este recorrido histórico es indispensable traer a la memoria el año de 1837, cuando Charles Baudelaire salió a la calle bajo la lluvia y pronunció la hoy conocida frase: “MERDE tempête est à venir”, causando un revuelo en la sociedad literaria parisina, ya que apenas dos días antes Honoré de Balzac había pronunciado la misma frase en una situación similar. Ambos escritores pasaron años en demandas.
Nota: toda la información fue obtenida de Google, fuente y principio de la sabiduría plagista, presente y futuro.

En la imagen Paupérrimus contemplando sus marranadas. 


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