“ME ENAMORÉ DE UN HOMBRE CON HIJOS"

Cuando Nina Carimagua (36) conoció a Magdaniel Pajiao (65), él ya era papá de Sofia Yurliana (18), Candy (16), Severo (14), Ferney (12) e Hidelfonso (11). Después de superar miedos, pudores y prejuicios, construyó una familia bien distinta de la que siempre había imaginado. Aquí su relato:
“Después de una ruptura sentimental y de tabique con un novio boxeador con el que había salido durante siete años y entrado otros tantos, pasé un tiempo para llegar a conocer a otros pugilistas, sin que ninguno me haya impactado. Mi decisión fue unánime. Necesitaba a una persona que pudiera estar al lado mío recibiendo afecto, que respetara mis sueños y lucháramos por un futuro. Entonces, no era fácil. Magdaniel fue un milagro. Una noche, a la salida del cuadrilátero, estaba cenando con una amiga y nos pusimos a conversar con dos viejos verdes (originarios de Irlanda) de la mesa contigua. De entrada, la mirada de Sergio me impactó (es tuerto). Cuando le di el pin de mi celular y lo acepté como contacto, vi que en su foto de perfil aparecía él junto a cinco chicos desarreglados y una caja de madera dorada que decía contener unas cenizas. Imaginé que era el hermano mayor de ellos y un fumador empedernido. Me invitó a salir y acepté. Era como un juego; Sentí un jab de izquierda en mi corazón. Nos vimos en la misma tienda donde nos habíamos conocido. Con cualquier cosa que decía sobre sus contratos millonarios, a mí me iba gustando un poco más. Pasaron dos horas y media, pero para mí fue como un conteo hasta diez. Nunca fumó. Esa misma noche me enamoré y cuando llegué a mi casa pensé: "Qué loca que estoy... enamorarme de alguien que tiene cinco hijos y es viudo". En menos de dos días se lo di (el sí de un noviazgo). Tenía pánico de que me pasara algo con los chicos, imaginé que entrarían a la defensiva.

“Me acuerdo del día que los fui a buscar al colegio por primera vez: ¡iba manejando por la autopista y me transpiraba todo! Tenía miedo de llegar tarde y que ellos no encontraran a alguien que los recogiera. Ahí me di cuenta de la enorme responsabilidad que tenía encima (en las noches principalmente). Cuando empezamos a convivir y a pasar más tiempo juntos con los chicos, aparecieron dos temas: el compartir las cosas de la casa y el de los límites. Con respecto a los límites, si había algo que hacían que no estaba bien, yo no me animaba a decírselos. Un día, mientras me afeitaba, entendí que, si éramos una familia, yo también tenía derecho a decirles cosas, siempre desde el respeto, el amor y la amenaza. Con el tiempo, entendí que fue una buena idea demostrarles mis atributos en el ring. Sofia Yurliana, Candy, Jeisson Severo , Ferney y Tomás Hidelfonso en más de una ocasión fueron salvados por la campana. Ahora yo soy respetada y hago parte de esa linda familia”.

Foto de la familia de Magdaniel.

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