LAS RECETAS DEL AMOR DE UN CHEF INTERNACIONAL
Si usted es de los que cree que aún se puede enamorar con una buena
comida, Echemos Vaina le trae entonces la historia del famoso chef
internacional, el catalán Gastóx Hicó , además de presentarle sus
consejos y manjares eróticos.
Gastóx Hicó nació a las afueras de Villasalada, y también a las
afueras de un hospital, porque su madre rompió fuente y relaciones
con el taxista que la transportaba. Ella, doña Pepita (Pepi Narancia
de Hicó), era famosa por llevar el amor a la gastronomía en sus
venas. Desde joven fue diagnosticada con taponamiento de arterias por
acumulación de grasas. Contrajo nupcias (y también alergia al
látex) con el urólogo Amador Hicó, conocido por su tacto (un tipo
decente) y sus aires de caballero (ventosidades que amainaba con
hojas de caléndula y de periódico al modo de un abanico).
El pequeño Gastóx Hicó se interesó en la cocina gracias a su
niñera que le aderezaba las berenjenas y se dejaba acaramelar las
manzanas. Con ella también aprendió el baño de maría, de cuya
receta nació el primero de sus catorce hijos. Al cocinar sus
primeros platos, identificó que siempre provocaron efectos
interesantes en los comensales. A su madre Pepita la ayudó a
eliminar su abundante coprolalia con dulce de papayuela, azafrán y
destapador de caños. A su padre, le curó las flatulencias con aguas
de tomillo, viruta y ralladura de corcho. Con estos descubrimientos,
Gastóx decidió crear recetas para atraer al amor.
En su pequeño restaurante del centro de la ciudad, Gastóx tuvo un
éxito inmediato. Enamoró a las mujeres de la ciudad, sin duda
alguna. También a los hombres, con algunas dudas. Las sensaciones
que los asistentes relataban iban desde deleite en la garganta,
mariposas en el estómago (o polillas, cuando se acababan las
mariposas que se cazaban a diario), estrellas a la vista (cuando el
brandy en los fríjoles hacía efecto), suave hormigueo en la zona
púbica (urticaria, dados los altos niveles de níquel en las sopas)
y un febril deseo de expresar abiertamente el placer (de ahí que la
primera renovación del restaurante fuese un más amplio conjunto de
baños).
Con tres libros publicados, entre ellos el bestseller Chúpate los
dedos y otros aforismos, dos distinciones por el Centro
Internacional de Explosivos y Demoliciones y una destacada función
altruista por su lucha contra el dietismo, presentamos las más
arrolladoras recetas para enamorar y conseguir marido(a) de apetito
voraz:
- Si crees que a él le afloja la pasta, es decir, le encanta, lo mata, prepárale una pasta de tornillos y pernos en salsa bechamel, con un rocío de aceite de oliva marca Mobil Delvac. En media hora lo tendrás doblado a tu pies, revolcándose por los cólicos del amor.
- Si ella es de las que se chupa los dedos, incluso por un café matutino, prepárale un caldo de raíz, o de tronco, y agrégale aceitunas, queso azul, vodka, fernet, vino, polvo para alfombras y un toque delicado de cilantro. Si la raíz o tronco son de un tamaño muy grande, se recomienda omitir las albóndigas como entrada.
- Si ella no come carne, la conquistarás con una ensalada carnavalesca de calabacín, pepino dulce y zanahoria, a la que añadirás 300 gr de pasta penne, y todo aderezado por un pesto de albahaca, ajo, parmesano y escopolamina. Se recomienda acompañar con polenta baja en sal. En cuestión de minutos, las tendrás cabeceando en tu hombro, por los efectos de la droga del amor.
- Si él es indeciso, que no sabe si conchas cocidas o salchichones curados, sorpréndelo con unos palitos de queso brie, freídos en aceite de carnauba. Si quieres enamorarlo rápidamente, te sugiero que se los apliques a través del juego de las conjeturas y supositorios. En unos pocos minutos llorará de la emoción.
- Si ella es de las que es tímida, algo rígida, fría, asómbrala con un coctel de camarones, cargado de almejas, chipichipi o almeja ya abierta, tomates jugosos, limones ombligones, y un toque secreto de vermut (este toque secreto puede reemplazar a casi todos los ingredientes). Recomiendo que se coma con mondadientes o palillos, así exista el riesgo de chuzarse la boca, cosa que llamaremos un feliz accidente. Evitar al máximo consumirlo en playas nudistas.
En la fotografía, el chef Gastóx Hicó en una de sus indigestiones
de pasión.
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