UN MINUTO CON UN PERIODISTA BORDER
Los editores de Echemos Vaina se dieron a la tarea de traer a este espacio al pionero en habla hispana del periodismo gonzo, salvaje o border, el argentino Emilio Fernández —más conocido como Cicco—, quien para escribir sus crónicas participó en escenarios escalofriantes como las autopsias forenses, las orgías, charlas de psicólogos new age y confesiones policiales de ancianas secuestradoras. A continuación compartimos los 60 segundos que duró la entrevista:
Echemos Vaina (EV): ¿Por qué periodista border y no comentarista deportivo o domador de un circo?
Cicco: porque el periodismo es un acto de zapping existencial único. Uno puede vivir cualquier experiencia de vida con la excusa de hacer una buena nota. Incluida ser domador de circo o comentarista deportivo. Gracias al periodismo, golpeé puertas y me metí en mundos que en mi vida corriente jamás me hubiera animado (actor porno, asistente de campeón mundial de boxeo, sepulturero, entre otros).
EV: si tuviera la oportunidad de realizar una de las siguientes entrevistas ¿cuál elegiría y por qué? A. Un condenado a la silla eléctrica. B. Paciente de manicomio. C. Una ninfómana.
Cicco: mmmm. Al loco peligroso por supuesto que no. No son buenos entrevistados. El condenado a la silla eléctrica hoy me parecería un poco triste. Así que nos queda no más la opción B. Y sí, vayamos a conocer a la ninfómana.
EV: ¿De 1 a 5 qué calificación te das como actor porno?
Cicco: mmmm. En el momento de mi actuación estaba en mi mejor forma física. Iba al gimnasio tres veces a la semana. Me cuidaba en las comidas. En fin. De cualquier modo, mi papel en la película fue de novato total. Por suerte, compartíamos la escena con un actor profesional que manejaba los tiempos y las posiciones. Si no, uno se limitaba a hacer lo mismo, una y otra vez, como una maquinita. Así que me pongo, sin piedad, un dos. Y estoy siendo generoso conmigo mismo.
EV: ¿Un defecto físico que te hubiese costado sobrellevar?
Cicco: una joroba. Y estar siempre como si uno mirara la suelo. Eso sería duro. Ojo, con todo lo que ando frente a la computadora soy candidato a la joroba en el futuro. Nunca digas nunca jamás. Y menos con una joroba.
EV: ¿Cómo es tu relación con los semovientes después de la experiencia de sacrificar la vaca?
Cicco: oh, al final nunca la sacrifiqué. Ese fue un proyecto que se frustró porque en el matadero de mi pueblo no quisieron verme metido ahí. En verdad, hubo problemas de leyes internas para sumarme como matarife. De cualquier modo, años atrás sacrifiqué una cabra y puedo decirlo ahora: me doy pena, pero cuando probás la carne te olvidás de todo. El ser humano es un bicho con mala memoria.
EV: ¿Qué se diría en una entrevista border sobre el personaje Emilio Fernández?
Cicco: que tiene dos caras el hombre. Una la pública y periodística donde no le teme a nada. Y la otra, la privada y familiar, donde es tímido, lleva una vida rutinaria y se tomó el atrevimiento hace seis años de hacerse musulmán (nota del editor: Cicco lee el Corán en su idioma original).
EV: una autocrítica del libro Yo fui un porno star, y otras crónicas de lujuria y demencia.
Cicco: ¡uf! Hay cosas que me siguen divirtiendo de esas crónicas y otras que me resultan empalagosas. Digamos que lo reharía en un 50%. Aunque, creo yo, que me quedaría aún peor si lo hiciera.
EV: dos renglones para que Cicco aconseje a los periodistas recién graduados.
Cicco: busquen siempre la voz interior que los diferencia del resto. Al comienzo, negocien con los medios. Hay que silenciarla un poquito. Luego, cuando ya están adentro, la ponen cada vez más al máximo. Pero lo más importante: usen el periodismo para su propia búsqueda de vida. Experimenten todo lo que puedan, usando la fachada de periodista. Y luego, busquen un camino espiritual que salve su corazón. El periodismo te muestra muchas puertas. Pero luego, uno tiene que abrir una. Y salvarse de este infierno al que llamamos mundo. Y algunos insisten en que está buenísimo.
Cicco trabajó en Newsweek y Gatopardo. Publicó dos libros: una biografìa de Julio Cortázar y otra del cantante argentino Rodrigo. Actualmente vive en la ciudad de Lobos en Argentina y colabora con el portal de noticias Hipercrítico. Cicco ofrece tutorías periodísticas en línea: efcicco@gmail.com
Echemos Vaina (EV): ¿Por qué periodista border y no comentarista deportivo o domador de un circo?
Cicco: porque el periodismo es un acto de zapping existencial único. Uno puede vivir cualquier experiencia de vida con la excusa de hacer una buena nota. Incluida ser domador de circo o comentarista deportivo. Gracias al periodismo, golpeé puertas y me metí en mundos que en mi vida corriente jamás me hubiera animado (actor porno, asistente de campeón mundial de boxeo, sepulturero, entre otros).
EV: si tuviera la oportunidad de realizar una de las siguientes entrevistas ¿cuál elegiría y por qué? A. Un condenado a la silla eléctrica. B. Paciente de manicomio. C. Una ninfómana.
Cicco: mmmm. Al loco peligroso por supuesto que no. No son buenos entrevistados. El condenado a la silla eléctrica hoy me parecería un poco triste. Así que nos queda no más la opción B. Y sí, vayamos a conocer a la ninfómana.
EV: ¿De 1 a 5 qué calificación te das como actor porno?
Cicco: mmmm. En el momento de mi actuación estaba en mi mejor forma física. Iba al gimnasio tres veces a la semana. Me cuidaba en las comidas. En fin. De cualquier modo, mi papel en la película fue de novato total. Por suerte, compartíamos la escena con un actor profesional que manejaba los tiempos y las posiciones. Si no, uno se limitaba a hacer lo mismo, una y otra vez, como una maquinita. Así que me pongo, sin piedad, un dos. Y estoy siendo generoso conmigo mismo.
EV: ¿Un defecto físico que te hubiese costado sobrellevar?
Cicco: una joroba. Y estar siempre como si uno mirara la suelo. Eso sería duro. Ojo, con todo lo que ando frente a la computadora soy candidato a la joroba en el futuro. Nunca digas nunca jamás. Y menos con una joroba.
EV: ¿Cómo es tu relación con los semovientes después de la experiencia de sacrificar la vaca?
Cicco: oh, al final nunca la sacrifiqué. Ese fue un proyecto que se frustró porque en el matadero de mi pueblo no quisieron verme metido ahí. En verdad, hubo problemas de leyes internas para sumarme como matarife. De cualquier modo, años atrás sacrifiqué una cabra y puedo decirlo ahora: me doy pena, pero cuando probás la carne te olvidás de todo. El ser humano es un bicho con mala memoria.
EV: ¿Qué se diría en una entrevista border sobre el personaje Emilio Fernández?
Cicco: que tiene dos caras el hombre. Una la pública y periodística donde no le teme a nada. Y la otra, la privada y familiar, donde es tímido, lleva una vida rutinaria y se tomó el atrevimiento hace seis años de hacerse musulmán (nota del editor: Cicco lee el Corán en su idioma original).
EV: una autocrítica del libro Yo fui un porno star, y otras crónicas de lujuria y demencia.
Cicco: ¡uf! Hay cosas que me siguen divirtiendo de esas crónicas y otras que me resultan empalagosas. Digamos que lo reharía en un 50%. Aunque, creo yo, que me quedaría aún peor si lo hiciera.
EV: dos renglones para que Cicco aconseje a los periodistas recién graduados.
Cicco: busquen siempre la voz interior que los diferencia del resto. Al comienzo, negocien con los medios. Hay que silenciarla un poquito. Luego, cuando ya están adentro, la ponen cada vez más al máximo. Pero lo más importante: usen el periodismo para su propia búsqueda de vida. Experimenten todo lo que puedan, usando la fachada de periodista. Y luego, busquen un camino espiritual que salve su corazón. El periodismo te muestra muchas puertas. Pero luego, uno tiene que abrir una. Y salvarse de este infierno al que llamamos mundo. Y algunos insisten en que está buenísimo.
Cicco trabajó en Newsweek y Gatopardo. Publicó dos libros: una biografìa de Julio Cortázar y otra del cantante argentino Rodrigo. Actualmente vive en la ciudad de Lobos en Argentina y colabora con el portal de noticias Hipercrítico. Cicco ofrece tutorías periodísticas en línea: efcicco@gmail.com
En la foto Cicco
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