EL OBSESIONADO POR LAS DAMAS

Los editores de Echemos Vaina traen la historia del superado ajedrecista soviético Alexander Perpentov, un auténtico hijo de Perra, su tierra natal, quien durante toda su carrera profesional fue objeto de críticas feroces por su exigencia de jugar exclusivamente con mujeres y su estrategia impulsiva de querer comerse a la dama.

Su preferencia por la negras y sus movimientos en la apertura y la clavada, lo han catalogado como un ser frustrado con el pasado, de comportamiento posesivo y de inseguridad reprimida, producto posiblemente de su temprano destete de su madre congoleña. Sus colegas lo reconocen como un monstruo ajedrecístico, por sus comportamientos extravagantes frente a la derrota: darle en la torre a su contrincante, amenazarlo con tablas y garrotes y buscar el ahogo.

Dentro de sus escasos logros, se encuentra el obtenido hace un año al derrotar a una máquina en una partida. Los diarios soviéticos aún destacan la proeza del maestro quien logró en menos de cinco minutos partir más panela que la máquina de moler con quien se enfrentó. Otro reconocimiento que ostenta Perpentov es ser, después de la clara de huevo, el más batido. La federación de ajedrez de Perra ha reconocido también que el rating de Perpentov ha ido aumentando de una manera imperceptible pero sostenida a través de los últimos años. Pero a pasar de ello, resultó incomprensible para todo el mundo que justo en este momento de su carrera llegara su abrupto y completo final, pues ha decidido no volver a jugar una sola partida de competición oficial. La única explicación plausible para esta actitud es un temor insuperable a ser derrotado por los monos del zoológico de Perra, quienes iban a ser sus próximos contendores, lo cual se suma a los diversos indicios manifestados por su ex esposa de ser ahora un hombre inseguro de pocos movimientos y que termina rápido las partidas.

Definitivamente que Perpentov no quiera volver a jugar frustró las expectativas de todos los aficionados y apostadores del mundo que tenían sus ojos puestos en el desempeño de los monos.

En la fotografía el maestro pensando en como comerse a la dama.