CONSEJOS DE UNA JINETE Y HETAIRA DE PROFESIÓN

Después de una extenuante cabalgata los editores de Echemos Vaina nos le metimos al rancho a la jinete y hetaira Ana Lisa Meltrozo, quien nos comparte todas sus técnicas para llevar a cabo sus recorridos excitantes y sus aventuras junto con sus “animallitos”. 

Estar arriba de la bestia es intenso: te expone, te excita y te da la adrenalina, pero no siempre es sencillo ponerlo al trote para llevarlo al pozo sin resabios. Aquí van mis consejos para las mujeres que se inician en la monta:

Primero enlázalo para ensillarlo o encamarlo, según sea el caso. Lentamente llévalo a la zona de alimentación. Si reacciona échale unos enlaces violentos y unos nudos complicados para que se recueste o se siente sin que relinche demasiado. Luego, márcalo con algo ardiente y arréalo sin rodeos.

Segundo átalo: No significa necesariamente usar una cuerda, pañuelos o un cinturón para inmovilizarlo. Puede usar el peso de su cuerpo para evitar que salga a la estampida. Intenta inmovilizar al bronco colocando toda la masa inicialmente sobre su cuerpo y cuando se descuide apriete sus partes bajas.

Tercero dómalo: Se trata de un repertorio de movimientos libres, muy desinhibidos, que buscan el roce, los golpes y el ritmo de una manera casi animal. Moverse y contorsionaste sobre él es la base de la técnica, eso si, sin dejar de agarrar la fusta.

Cuarto móntelo: Para las extrovertidas, este es un momento muy esperado, pero no todas la pasan tan bien. El nivel de exposición físico en esta posición es inevitable por lo tanto debe dejarse conectar con su ritmo en las ancas. Los movimientos básicos son el ascendente y el descendente. Luego, roces fuertes hacia adelante y hacia atrás y círculos pronunciados.

Quinto galope: pruebe simplemente reposar sobre él, estirar sus piernas hacia atrás y, sin moverse, concentrarse en contraer el músculo pubococcígeo sobre su lomo. A la hora de estar arrriba de la bestia se propone un arrastre con la pelvis hacia delante y dibujar "ondas" para acompañar el ritmo, que suele ser regular al ritmo de unos cuantos fustazos. De eso se trata un buen trote, de hacer congeniar movimientos para acompañarse mutuamente. 
Por útimo deje que brinque o patalee, hasta que caiga exhausto. Arrópelo y prepárele un café.

En la foto Ana Lisa Meltroso junto con "Chavengo" uno de sus ejemplares preferidos.


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