PARA SER UNA “CASQUIVANA”, LA BELLEZA NO ES LO MÁS IMPORTANTE


Helena Nito Calvo nació en el alegre pueblo de Casquivas, al oriente del país. Sus biógrafos coinciden en que su nacimiento se pareció al de Cristo. De padre invisible, Helena vio la luz en un centro de salud (donde su madre laboraba) de burros, ovejas y tres cabros (los llamaban Los Magos, por mascar y fumar tabaco, doparse con aspirinas y tener el coeficiente intelectual del equipo de fútbol nacional).

Desde antes de que tuviera uso de razón (fecha que concordó con su segundo matrimonio), Helena siempre estuvo fascinada por la belleza femenina. Pasaba horas frente a un espejo, admirando el reflejo femenino de su esposo y preguntándose por qué ella había nacido con esa fealdad vapuleadora. No obstante, siempre había sido una mujer con suerte en las carreras de caballos y de galgos. No por nada tuvo cuatro maridos, uno de ellos sufría de glaucoma, un segundo, de furia ciega, otro fue árbitro de fútbol y un cuarto fue busca talentos del Show de Cristina.

Aquella fascinación por la belleza femenina la llevó a preguntarse ¿qué hay que hacer para organizar un concurso de belleza? Averiguó en las universidades nacionales y para su desgracia encontró que ninguna ofrecía una ingeniería para certámenes de este tipo. Su desilusión la llevó a declarar que “por estas cosas el país estaba en la miseria”, cuentan sus biógrafos. Esto, por el contrario, fue un impulso a su carrera. Dedicó sus siguientes dos años a devorar las enciclopedias de la belleza. Helena Nito Calvo no dejó una peluquería sin visitar. Allí advirtió que la mayoría de concursos se limitaban a la apariencia, y ninguno apelaba a mostrar la enjundia y el coraje (o histeria) femeninos.

Así creó en 1988 junto con el empresario don Aldo Trompa el Primer Certamen Internacional de Belleza “La Casquivana”, en su pueblo natal, que recibió a mujeres de todo el planeta. La edición de 1996 es famosa por permitir la participación de barberos, correctores de estilo, avestruces y jugadores de bádminton. Desde sus inicios, el Reinado de la Casquivana se destacó por su atrevido proceso clasificatorio. Depilación con cubiertos de plata, cuestionarios de física cuántica, escritura de acrósticos (sin vocales) y estacionar un camión en reversa, entre otras, han sido algunas de las varias pruebas que las representantes de la belleza casquivana han sorteado para ser coronadas.

Otra de las grandes diferencias del reinado con otros certámenes fue que el estado civil nunca ha importado. Varias campeonas fueron múltiples divorciadas, viudas (en defensa propia), o casadas con la Iglesia o cualquiera de sus obispos. La primera reina casquivana fue la representante de Borneo, que había llegado al pueblo tras huir de la justicia (su marido era el fiscal del pueblo). Ganó tras resolver una pregunta difícil: “¿con cuál de estos personajes te identificas más: Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta o Martin Luther King?”. Su admirable respuesta fue: “Sus interminables horas de trabajo y empeño por las causas de los menos favorecidos no impidieron que se engordaran tanto. Por eso, me conformo con la Madre Teresa”.

En 1992, la ganadora fue la señorita finesa, quien en la prueba final arrasó con sus rivales: tuvo que afeitar a tres asistentes con los ojos vendados, evento que fue patrocinado por la funeraria “Mi primer gladiolo”. Sólo una representante de Casquivas ha sido coronada, y se debió fundamentalmente a sus dotes para amansar bestias peludas y con cachos. Y lo suyo, de verdad, no era el toreo. Su defensa de los animales es acérrima.

Entre las preguntas y respuestas más interesantes de la historia del certamen, destacamos las siguientes:

En 1991, la representante de Japón, Karem Honda, dijo: “todo ese dinero lo donaría a la causa de los niños hambrientos de África”. La pregunta, formulada por Helena Nito Calvo, había sido: “Miss, Honda, ¿qué haría si después de comprar un ferrari le sobran dos dólares?”.

En 1997, la señorita de Inglaterra, Madison Sonete, cautivó a los espectadores con sus tiernas palabras: “Dios opera de manera misteriosa. Y sus ministros son un reflejo de él”. Helena Nito le había preguntado: “¿Por qué cree, señorita Sonete, que los curas son los únicos hombres a los que sus hijos llaman “tío”?”.

En 2001, miss India, Biza Rah, anonadó a los cientos de asistentes al teatro real, cuando dijo: “Aunque hubo acercamientos, hasta allá no llegamos, lamentablemente”. La interesante pregunta había sido: “Señorita Biza Rah, ¿le gustó La Cosa, de Stephen King?”.

En la actualidad, el Certamen Internacional “La Casquivana” cuenta con el respaldo de la Federación de Estilistas y Ortopedistas (FEOS) y su última emisión televisiva contó con 25 millones de espectadores, que según la OMS, sufren de alguna discapacidad visual. Entre los mayores patrocinadores se encuentran perfumes Golpe de Alan y máscaras anti acné El Volcán Dormido.

En la imagen, Helena Nito Calvo tras ser coronada, mucho antes de fundar su certamen.

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