UNA NUEVA VÍCTIMA DEL AMOR: EL CASO MARMOLEJO

El equipo de Echemos Vaina comparte la extraña historia de otra víctima de las mujeres incapaces de reconocer el amor verdadero. A continuación presentamos el caso de Reinaldo de Jesús Marmolejo, conocido en sus inicios como El Rey.
Todos los domingos por la mañana, los vecinos del barrio Altos de Bazhuco se acomodaban en las gradas y disfrutaban de los cotejos donde participaba Marmolejo, un monaguillo que con sus desbordes y gambetas en el área rival causaba sensación. Para muchos y en especial para el capellán, Marmolejo era el que mejor la tocaba. El futbolista nunca supo lo que era un insulto por parte de los espectadores, ni una recriminación y menos una derrota gracias a su talento, disciplina y ese carisma casi angelical.
A los seis meses, cuando el torneo finalizaba, Marmolejo conocería a Yurlady Merchán, una despampanante porrista hija de un reconocido jíbaro del barrio y de una manicurista. Todos los jóvenes y pandilleros del barrio le rondaban, y ella se aprovechaba de eso. Su comportamiento fluctuaba entre una niñita de Siervas de San José y una hembra de una zona roja. Marmolejo con apenas 18 años y una personalidad introvertida solo se interesaba por las mujeres del evangelio y por seguir los discursos papales. Pero su vida cambiaría en la final del torneo, cuando Marmolejo sería reconocido como la figura y goleador del club campeón. Yurlady, encargada de entregar el trofeo, lo abrazó y lo rozó inocentemente logrando en Marmolejo un deseo inusitado de anotar de cabeza en el área chica. “Me puse como brazo de Santo”, reconoció Marmolejo. Ese entusiasmo alborotó a Marmolejo, que desde ese día prometió amar a la porrista y llevarla al altar. 
Para ello, el ariete recurrió a los tradicionales ramos de flores, chocolates, peluches y tarjetas con acrósticos, los cuales para su sorpresa no fueron correspondidos. Empujado por su intuición decidió lanzar su ataque por Internet. Eligió una de esas fotos donde aparece con corbata y cambió su perfil de adolescente interesado en ser seminarista. Sin resultados e ignorado frente a las diversas solicitudes de amistad por la red social, Marmolejo, guiado por los consejos de la Madre Raimunda, crearía un usuario con un nombre falso: Rey Kon, DJ de Reggaeton y experto en tatuajes. “Hijo, recuerda que el mal embellece”, le dijo la Madre.
En pocas horas, Yurlady cayó en la trampa: lo dejó entrar y estuvieron chateando una hora sobre la polifonía de ¡Ay mami, perréame! Rey, como personaje apócrifo, fue con el paso del tiempo cediendo datos sobre su vida, logros amorosos, generando suspenso y acomodándose a las expectativas de la chica. Los chateos eran para él más largos y para ella más profundos, mientras que los contactos reales no progresaban, lo cual fue llevando a Marmolejo a perder la fe. La madre Raimunda, fuera de sí al ver tan lamentable situación, le dijo una tarde: “Hijo, tienes que hacer la del Zorro. Vas mañana a su casa y te sacas la máscara. ¡Eso no falla! Y verás que se te hará el milagro”. Marmolejo decidió así hacerle frente a la situación. Fue a su casa y le confesó que era Rey. Yurlady, anonadada por la sorpresa, solo atinó a recordarle su santísima madre y lo mandó al infierno. Afectado por la situación, Marmolejo abdicó a su reinado y juró para siempre no volverse a enamorar.
En la foto Reinaldo de Jesús Marmolejo minutos después de sentirse como "brazo de santo".

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