UN EXPERTO EN LOS MALES DEL CORAZÓN

Considerando el valor e importancia de conocer las controvertidas intervenciones médicas logradas por el médico y poeta refranero Dr. Mark Apazzos, nos tomamos la libertad de reproducir su técnica de diagnóstico y tratamiento de roturas y rupturas de corazón en una nota publicada y vapuleada en la revista Sístoles News.

Con una elegante modestia propia de los vates y una exacerbada profundidad típica de los proctólogos, el Dr. Apazzos nos sugiere centrar este relato como lo hace con los enemas, es decir, en la profundidad del quehacer humano.

El Dr. Apazzos es mundialmente reconocido por sus enfoques bardocardiólogos, en los que emplea la sabiduría popular y los preceptos de Hipócrates y Marcabrú. Sus procedimientos siempre han sido objeto de controversia por parte de la comunidad médica, pero resaltados por Corín Tellado, dado su esfuerzo en integrar las rimas con las arritmias, las musas con las masas, la vena poética con la vena várice, el lunfardo con el infarto, la estrofa con la atrofia, las ventrílocuos con los ventrículos, las síncopas con los síncopes, los edemas con los poemas, los acrósticos de Patía con las cardiopatías, y la diéresis con la diálisis. Todo esto en conjunto despierta su vocación híbrida: curar los males del corazón.

Apazzos recuerda que su primera intervención de trasplante de corazón la realizó con menudencias de pollo y tripas de cerdo. Esta técnica, para muchos descabellada, logró algunos resultados, los cuales fueron atribuidos al refranero popular utilizado por la abuela del galeno: “Mark, siempre haga de tripas corazón”. No satisfecho con lo logrado hasta ese momento, Apazzos decidió realizar sus intervenciones quirúrgicas a primeras horas de la mañana y sin anestesia. Su técnica se basa en el cubrimiento de los ojos con una pequeña venda de seda, previamente esterilizada. Nuevamente, los cuestionados resultados se debieron a los conocimientos de su abuela: “Mark, ojos que no ven, corazón que no siente” y “al que madruga Dios le ayuda”.

Increpado por su colegas, Apazzos decidió ignorarlos pues nos recuerda que “a palabras necias oídos sordos”. Frente a los innumerables casos fallidos de sus cirugías, el doctor no dudó en aclararnos “que no hay mal que por bien no venga”. Finalizada nuestra charla con el galeno, y mientras es conducido a una comisaría de policía, el Dr. Apazzos les agradece con el corazón en la mano a todos aquellos que han creído en sus nobles tratamientos, y sobre su situación judicial se refiere en estos términos: “No hay que quedarse con la sangre en el ojo, al mal tiempo, buena cara, y colorín colorado, otra intervención ha fracasado”.
En la fotografía, el Dr. Mark Apazzos visiblemente afectado por una nueva ruptura de su corazón.


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