Historia de un amor imposible

Después de mucho pensarlo, los editores de Echemos Vaina deciden compartir la historia del efímero amor entre la estudiante Nory Navas y el docente Benn Avárice, y aclaran que se hace a modo de homenaje póstumo de la víctima.

Nory recuerda como si fuera hoy aquella sensación y deslumbramiento: “Él era inteligente, despierto, refinado, de alcurnia y rápido para sacar los senos. Lo capté a través del pizarrón y la tiza en la clase de trigonometría", dice, tantos años después. Benn era su profesor en una materia de ingeniería. Ella se obsesionó y no quería que sus insinuaciones las sacara él por la tangente. Nory quería saberlo todo de Benn. Se empecinó en volverse parte de su vida y lo consiguió después de un semestre, aunque Benn nunca pudo superar el pudor y las contradicciones por los más de cincuenta años de diferencia entre ambos. "La vida y las funciones exponenciales indican que me voy a morir antes que tú", se lamentaba, mientras tosía y se aplicaba un colirio en las conjuntivas. Para Nory, Benn se convertiría en el centro de su universo. "Algo me interesó de él", dice, y la nostalgia se adueña del relato y del tono de su voz.
Benn era bajo, aunque de buena contextura. Buen mozo y de clase. Su poco cabello era lacio y plateado. Tenía una nariz fuerte, manos grandes, temblorosas y peludas. Ella era 40 cm más alta, pero no le importaba. Desde su metro ochenta y pico, ella —pelo largo y lacio, leggins y zapatillas— se detenía para verlo bajar de su Mercedes Benz con una fina maleta de cuero llena de exámenes en la mano. Ése era el hombre, ése era, en realidad, un hombre maduro que Nory quería para ella, pues le recordaba a su abuelo Julio Mario. Después de aprobar la materia, Nory intentó hablar con Benn, pero él enfermó de cálculos. Ella no se detuvo en la larga marcha hacia su corazón; le escribió una carta de amor, él le agradeció desde la sala de urgencias. Ella se ofreció a acompañarlo en su convalecencia y se ganó la confianza del solitario hombre para acomodarle el pato y las sondas. Luego de salir del hospital, Benn la invitó a su casa, una casa que ella conocía por ser una de las más grandes de la ciudad.
Un día, sentados a la mesa, Nory tomó la iniciativa. "Le agarré la bota del pantalón, surcando con mi otra mano su muslo; algo pasó y se paralizó. Cuando nos dirigíamos a urgencias, le pellizqué la mejilla como gesto de cariño; el no reaccionó, se lo notaba perdido", suspira, mientras se describe a sí misma avanzando sobre un hombre conmocionado. "Me acerqué y directamente lo besé". Había conseguido alcanzar su sueño. A partir de entonces fueron casi tres semestres de vida íntima pero sin mostrarse juntos fuera de la casa. Benn no había superado su prejuicio de hombre viejo. Solo eran pareja puertas adentro. “Teníamos relaciones casi todos los días. Casi el lunes, casi el martes y casi el jueves”, dice Nory. Tuvieron momentos inolvidables. “Un día estábamos en la cama, recostados, tranquilos. Recuerdo su aroma a Old Spice con talco para bebés. Él de pronto me empezó a acariciar la espalda con las yemas de los dedos; fue delicioso. Hasta que de pronto advertí, que lo que pasaba es que Benn se estaba infartando. No lo puedo olvidar". Después de corroborar durante esos tres meses que las historias que se habían tejido sobre las riquezas de Benn eran mentira y que todas sus propiedades estaban embargadas, Nory sorpresivamente decidió dejarlo. "Intenté dejarlo un par de veces. Le pedí que me dejara ver su nuevo testamento y él solo atinó a mostrarme la biblia. Hasta que me dije: 'No voy más'”.
"¿Pero Cómo?", se sorprendió Benn, mientras respiraba agitadamente con una bolsa sobre su rostro. "Si yo te amo". Era muy tarde cuando Nory escuchó esas palabras; a esa altura el suyo era un amor dañado. Fue un corte definitivo. Poco después ya salía con otro hombre y aunque él la llamó desde urgencias para intentar de nuevo, no consiguió conmoverla. Benn se enfermó gravemente. 
Un día, una ex compañera de Nory le reenvió un correo en el que la facultad anunciaba la muerte de Benn. Un problema con su corazón, próstata, riñones, hígado y caja de dientes habría ocasionado el deceso. La noticia la tomó por sorpresa y con dolor en el alma decidió enviar el mensaje a correo no deseado.
En la foto Benn analizando unas curvas previa a su clase de cálculo.

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