Lohan Gossao, el mejor técnico del mundo con la bola

El técnico de fútbol Lohan Gossao es célebre por sus métodos heterodoxos dentro de la cancha, por su filosofía y por su insistencia en darle indicaciones tácticas al árbitro central que dirige sus partidos.

Inició en el fútbol como un verdadero grande. Sus dos metros de estatura lo convirtieron en el aguatero más alto de su primer equipo, el Mangostino United, de la quinta división del fútbol de Mauritania. Desde muy joven se definió a sí mismo como un estratega. Sus agudos análisis del metabolismo de la ruleta y del póker, en su tiempo libre, lo hicieron una leyenda en el casino de su pueblo. Las hazañas logradas por Gossao en el casino lo hicieron comprometerse más con su equipo, puesto que perdió su casa y a su madre y hermanos, y debió, desde entonces, dormir en los camerinos y comer lo que encontraba en los maletines de los jugadores, entre medias enlodadas y calzoncillos raídos. 

Si bien probó como futbolista, Lohan siempre supo que lo suyo era dirigir. Cabe destacar que un pie de atleta y otro gangrenado favorecieron que Gossao tomara esa determinación. De ahí que siempre tuviera medio pie adentro de las semifinales de cada torneo. Su ascenso de aguatero a camillero, y de ahí a fisioterapeuta fue astronómico, aunque algunos historiadores manifiestan que fue de apenas dos pisos, del sótano al mezanine. En fisioterapia fue donde pudo conocer los meollos, las grutas, los meandros, las entrañas y los entresijos del fútbol moderno y de los muslos y las ingles de los jugadores. 

En su primera temporada como técnico del Mangostino United, revolucionó los estándares con una formación de cinco defensas y cinco delanteros. Concebía el fútbol sin volantes. “No me gustan los medios, prefiero jugadores completos”, solía decir.  Su delantero estrella fue Ifigenio “El Bombardero” Vientos, recordado por sus problemas de flatulencias y no por los goles que desperdició bajo los palos. A pesar de relegar al Mangostino United en su primera temporada, Gossao fue el pionero en que sus defensores usaran esquís para tener un mayor alcance a la hora de interceptar la pelota. Esta innovación le valió una felicitación de la Fifa y una investigación penal del gobierno mauritano. 

Las ruedas de prensa de Lohan Gossao aún se recuerdan como reuniones filosóficas, en donde Gossao expuso sus conocimientos y visiones del deporte más popular del planeta, al que definió así: “El fútbol es un deporte de once contra once, y a veces de once contra diez”. Esta frase inspiró un estudio y posterior libro de Noam Chomski. Cuando un periodista le preguntó sobre qué parte de un partido es la más importante, dijo: “Si ya está partido, pues no sirve. Lo cambio de inmediato”. Y sobre el mejor momento de un encuentro, dijo: “la penetración, desde luego”. “¿A la malla?”, completaría un reputado reportero, a lo que Gossao refutó: “con o sin mallas da igual”. Siempre consideró que nada más los primeros 90 minutos de juego eran los importantes. “El resto es milonga”, diría. Cuando obtuvo su única victoria con el Mangostino United, sentenció: “Ganar es perder un poco”, dijo en obvio presentimiento a las 19 derrotas que vendrían.

Lohan Gossao logró llevar al equipo de Mauritania a la Copa del Mundo en Suiza, una gesta que fue celebrada por los 4 millones de habitantes del país africano, muy a pesar de que se descubrieran las pelucas usadas por los futbolistas en el mundial femenino. No obstante, por su espíritu mujeril, al equipo le fue permitido continuar en el torneo, del que quedaría eliminado en primera ronda. Tras este logro, Lohan Gossao colgó los botines. Fue catalogado como “El mejor técnico del mundo con la bola” por la Asociación Internacional de Extirpadores de Tumores y Ganglios (Bulto, por su sigla en búlgaro). Incursionó después como comentarista deportivo de televisión y radio con éxito rotundo y es conocido ahora como “El filósofo de las pelotas”. Su cuenta de twitter tiene más 16 millones de seguidores, 14 de ellos colegas de enfermedad ganglionar. 

En la imagen, se observa a Lohan Gossao animando al Bombardero Vientos.