HISTERIAS DEL FÚTBOL: Agror Bribonowickz
Si detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer, podríamos decir en esta víspera mundialista que detrás de toda selección participante hay un Agror Bribonowickz. Aquí compartimos su insólita historia.
Agror Bribonowickz nació en Koimä, una sobrepoblada ciudad de Polonia que conserva su arquitectura del siglo XIV, gracias a la fe de sus habitantes y a que no fue considerada por el ejército Nazi y el Führer para invadir, debido a la entonces creciente preocupación de que sus soldados aprendieran mañas o contrajeran enfermedades propias de esa región.
De la infancia de Bribonowicz poco o nada se ha recopilado. La poca información que se detalla proviene de la correccional de Koimä, donde reconocen que Agror se destacó por poner cola y dar clavo en las jornadas lúdicas ocurridas en la carpintería de aquel lugar.
Después de ingresar a las más prestigiosas universidades de Varsovia en la década del 70 y de ser arrestado por venta de estupefacientes vencidos, Agror decidió iniciar un nuevo proyecto de emprendimiento en el negocio de las apuestas ilegales. Los frutos no se harían esperar. Agror pasaría de ser un rebuscador de a pie, a un reconocido ejecutivo de la federación polaca de fútbol. Su influencia en pactar partidos, sobornar árbitros y amedrentar arqueros lo catapultaron de forma inmediata a las primeras filas de los dirigentes de la FIFA, junto a las destacadas figuras de Julio Grondona, José María Marín, Juan Ángel Napout, Luis Bedoya y Joseph Blatter.
Pero no todo sería color de rosa para Agror. Cuando gozaba del éxito con el órgano rector del fútbol mundial, el fiscal anticorrupción polaco Omöp Lato (nada que ver con el exfutbolista y goleador mundialista de los años 70 y 80) lo investigó por amañar, junto con los entrenadores Dariusz Wdowczyk y Andrzej Wozniak, el empate a ceros que originó el descenso de los clubes que dirigían. Wdowczyk y Wozniak, así como otras 300 personalidades del fútbol local, fueron condenados por este delito a cinco días de prisión excarcelables y a multas cercanas a los 500 millones de Zlotys, equivalentes a un poco más de 33 euros. Agror escaparía hacia la vecina Sofía, con quien mantendría un tórrido romance.
Hoy Agror Bribonowickz lidera un mercado de apuestas ilegales en todo Polonia y sigue apelando ante la justicia para que la FIFA no lo reintegre a sus funciones, pues a consideración de él, lo repugna ver tanta corrupción.
Agror Bribonowickz nació en Koimä, una sobrepoblada ciudad de Polonia que conserva su arquitectura del siglo XIV, gracias a la fe de sus habitantes y a que no fue considerada por el ejército Nazi y el Führer para invadir, debido a la entonces creciente preocupación de que sus soldados aprendieran mañas o contrajeran enfermedades propias de esa región.
De la infancia de Bribonowicz poco o nada se ha recopilado. La poca información que se detalla proviene de la correccional de Koimä, donde reconocen que Agror se destacó por poner cola y dar clavo en las jornadas lúdicas ocurridas en la carpintería de aquel lugar.
Después de ingresar a las más prestigiosas universidades de Varsovia en la década del 70 y de ser arrestado por venta de estupefacientes vencidos, Agror decidió iniciar un nuevo proyecto de emprendimiento en el negocio de las apuestas ilegales. Los frutos no se harían esperar. Agror pasaría de ser un rebuscador de a pie, a un reconocido ejecutivo de la federación polaca de fútbol. Su influencia en pactar partidos, sobornar árbitros y amedrentar arqueros lo catapultaron de forma inmediata a las primeras filas de los dirigentes de la FIFA, junto a las destacadas figuras de Julio Grondona, José María Marín, Juan Ángel Napout, Luis Bedoya y Joseph Blatter.
Pero no todo sería color de rosa para Agror. Cuando gozaba del éxito con el órgano rector del fútbol mundial, el fiscal anticorrupción polaco Omöp Lato (nada que ver con el exfutbolista y goleador mundialista de los años 70 y 80) lo investigó por amañar, junto con los entrenadores Dariusz Wdowczyk y Andrzej Wozniak, el empate a ceros que originó el descenso de los clubes que dirigían. Wdowczyk y Wozniak, así como otras 300 personalidades del fútbol local, fueron condenados por este delito a cinco días de prisión excarcelables y a multas cercanas a los 500 millones de Zlotys, equivalentes a un poco más de 33 euros. Agror escaparía hacia la vecina Sofía, con quien mantendría un tórrido romance.
Hoy Agror Bribonowickz lidera un mercado de apuestas ilegales en todo Polonia y sigue apelando ante la justicia para que la FIFA no lo reintegre a sus funciones, pues a consideración de él, lo repugna ver tanta corrupción.
En la imagen Agror Bribonowickz en uno de sus muchos intentos de fuga de la cárcel de Koimä.
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