KAMASUTRA EN EL IKEBANA

Macedonio Basta fue un voluntarioso artista floral -Ikebana- y de terrariums, digno discípulo de Yamimoto Nowanda, monje zen pionero en meditaciones mientras se acomodan los ramos. Macedonio tenía cuarenta años y todo un futuro en el mundo de los adornos con la multinacional Wesode Flowers. Guardaba con sigilo sus secretos con las flores y su vida se tornaba en un misterio cuando de averiguar sus técnicas se trataba. Ni su esposa japonesa Uyke Basta fue merecedora de conocer todos los intrincados metodológicos que tenía con su mayor pasión: los Tokonoma de gladiolos. 
En sus últimos años la vocación secreta e indisimulada de Macedonio era el montañismo. Siempre escalaba con su compañero de trabajo Crisóstomo Paniagua y al finalizar la aventura llevaban a cabo rituales amistosos en un bar de la ciudad. A manera de cábala, Macedonio decía al chocar las botellas: “Si me pasa algo “Criso”, si me quedo congelado en la cima, si me caigo desde una roca o se desanuda la cuerda de seguridad, “Criso” por favor rompes el cajón de mi escritorio y destruyes mis secretos con las flores. No quiero que nadie se entere. Son mis hallazgos, son mis secretos”. Crisóstomo se lo prometió como siempre lo hacía. 
Un día la cuerda de Macedonio fue triturada por unas crías de mirlas que en su nido la confundieron con el habitual desayuno que le proporcionaba su madre. Macedonio caería al vacío (unos 800 metros) justo sobre un cultivo de pencas, recién fumigadas con glifosato. Murió al instante. 
Consternado por la noticia y apremiado por la situación, Crisóstomo se dirigió inmediatamente al despacho de Macedonio para destruir el secreto con las flores, tal y como se lo había prometido. Pero ya era tarde: La viuda ya se encontraba en el escritorio esperando rescatar los hallazgos de su marido. Entre sollozos abrieron como pudieron el escritorio y de repente saltaron a la vista decenas de fotos desnudas y en acrobacias eróticas de Macedonio con las impulsadoras de Wesode Flowers: Margarita, Rosa y Azucena. Las técnicas expuestas allí, empalidecerían al mismísimo Kamasutra. Uyke no lo soportaría. Su honor estaba en juego y como lo reza en algunas tradiciones japonesas, se hizo el harakiri. Crisóstomo apesadumbrado por la trágica situación prometería continuar con el legado de su amigo Macedonio, con las Flores.

En la imagen Macedonio con su "flor marchita" (Margarita).


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