ZOILA, DIVA

Echemos vaina también se suma a la celebración del día internacional de la mujer, con el recuerdo de una de nuestras musas e inspiración, la gran actriz Zoila Foxy Del Corral, quien con éxito se paseó por los estudios de Hollywood, de la era dorada del cine mexicano y del Buen Pastor.

Recibida por el frío piso del Hospital Materno Infantil, tuvo que vivir sus primeras semanas en incubadora, atacada por el síndrome doctoral manus lisus.

Desde niña, Zoila estuvo destinada al estrellato, sobre todo por su temprana miopía, que le impedía reconocer paredes y puertas en su trayectoria. Estos sucesos le llenaron la cabeza de ideas revolucionarias, pero más que nada de cicatrices.

A los doce años, Zoila confundió su escuela con un circo que por entonces visitaba su barrio. Le pareció muy extraño que la profesora le rugiera y le rasgara las ropas, y se fue a quejar con el rector, a quien encontró jugando con un látigo. Así estos eventos le parecieran extraños, Zoila no abandonaría ese recinto en años. Fue allí donde hallaría la cima de su precoz carrera. Durante cada show subía hasta lo alto de la carpa y se lanzaba en picada para caer en una diminuto barril de agua, espectáculo que fue la sensación, puesto que la gente siempre encontró muy real y apasionante que cada noche preguntaran si entre el público había un médico o un enfermero. Al año siguiente, le fue ofrecido el papel de la Mujer Bala. Tras meses de ovacionadas presentaciones, lo abandonaría, al afirmar que encontró muy aburrido el remedar a una oveja durante 25 minutos.

En uno de los itinerarios del circo por la Costa Caribe, Zoila conoció a un capitán de barco con quien viajaron por el mar Caribe y a través del Canal de Panamá, y atracarían en Acapulco, donde se llevaron un botín jugoso. Es en la costera ciudad mexicana donde Zoila advierte los grandes anuncios de las películas de la era dorada del cine manito y por vez primera ingresa a un cinema. De ahí en adelante nunca dejaría de dormirse en una sala cinematográfica. Bautizada como Zoila Becerra De la Peña, Zoila consideró que semejante nombre estaba para ser exhibido en grandes carteles como esos. Pero primero fue estampado en la comisaría Acapulqueña por robo. Fue absuelta, luego que las autoridades creyeron que colaboraba con la justicia, cuando luego del robo, ella y su capitán, se escondieron en aquel lugar donde tantos uniformados dormían, al pensar que era un hostal. Por tal motivo, cambiaría su nombre a como mundialmente es recordada.

En los cuarenta, trabajó como extra en varias películas de Cantinflas y de Pedro Infante, y tuvo un pequeño papel, de 10 x 15 cm, en Doña Bárbara con María Félix. Ella recuerda que un importante productor le dijo: “con un rejuvenecedor, podrías actuar en la siguiente película con la Doña (María Félix) en el rol de su abuela, y me parece que con un poco de afeites, estamos en presencia del nuevo Jorge Negrete”.

Zoila nunca desfalleció en sus deseos de ser diva, así le fuesen ofrecidos diversos roles, como ser una columna jónica en una película sobre Poncio el Piloto, ser Moby Dick o incluso ser una chimpancé en una adpatación de la obra (ella siempre pensó que era una novela) de Charles Darwin. No obstante, es a través de uno de esos roles, que logra la atención de los estudios de Hollywood.

Por su versatilidad y honestidad en una escena de cinco segundos en la que Zoila representa una pintura de Picasso, Willy Willer la contrató para actuar en la aclamada Ben-Hur, donde interpretaría a una leprosa. Ahí comenzaría una infatigable y reconocida trayectoria, llena de verrugas, úlceras y mutilaciones. De la lepra saltaría a la difteria y a la gangrena, siempre con majestuosidad y éxito. Hoy su papel más recordado es como “La peste” en el Decameron de Pasolini. Lamentablemente, así como sucede con ciertos actores, le fue muy difícil quitarse esa imagen de enferma o de maldad que encarnó con fantasía, de modo que en los ochenta volvería a su tierra natal.

En Bogotá fundó la productora 20th Century Foxy, cuyo primer filme fue Una diva dadivosa, en la que Zoila encarna el papel de diva y antidiva. La película fue censurada por la iglesia, el gobierno y hasta por quienes están en contra de la censura. Las críticas fueron positivas por aquellos críticos que se negaron a verla. Ante el fracaso, Zoila se reunió con grandes directores de la época, como el doctor Ochoa Uribe, Pacho Maturana y el Zurdo López, para encauzar sus ideas artísticas. De este encuentro saldría la cinta Porno, cuya idea salió de un partido entre Millonarios y América de Cali. La cinta fue un éxito de taquilla, pero Zoila fue acusada de efectuar publicidad engañosa, dado que en la cinta no hay desnudos ni escenas sexuales, sólo un primer plano de Zoila que anuncia desde el primer minuto que le gustaría arruncharse con su marido, pero el “arrunche”, como ella sostuvo, es meramente psicológico. Fue sentenciada a doce años de manitas creativas en la cárcel el Buen Pastor, donde hoy vive sus últimos años, muy a pesar de haber concluido su sentencia hace dos décadas.

En su autobigrafía (escrita, hay que decirlo, por un escritor fantasma, que a su vez contrató a un bloguista de este medio por falta de información) titulada No Zoila del montón ella aduce que de sus primeras, segundas y eternas desventuras siempre sacó provecho de los coletazos. Zoila, lectora ávida del maestro de supuración personal, Yokoi Toduro, habría de decir al respecto: “Mi buena suerte es producto de mi abrumadora mala suerte. Más de malas que yo, pocos. Pero siempre encontré cómo salir airosa, a pesar de una que otra nariz respingona”.

En la fotografía, Zoila Foxy Del Corral, discutiendo con el director de la cinta Mi rancho grande, porque su atuendo era bastante cosquilloso.


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